Inventé este personaje en honor a aquellos artistas que murieron como héroes en dictadura y tiempos difíciles de represión por promover sus ideas liberales.
Ambientado en un universo de Tierra Media, esta es la historia de un Trovador. Muchos creen que un héroe es aquel que enfrenta al Dragón con una espada, pues lo que hace a un héroe es su valentía, pero hay muchas formas de ser valiente. Esta historia la protagoniza un héroe pacifico que salvó al pueblo con su música.
Este pequeño niño de 8 años se dedicó a ser un trovador, un músico que tocaba para el rey y para el reino. Al parecer era un niño prodigio, tocaba muy bien, sus melodías parecían estar cargadas de una magia especial. En las batallas siempre iba atrás, tocando melodías que inspiraban a los soldados a luchar mejor. El rey de ese castillo era muy depresivo, y por eso siempre lo quería a su lado, porque sin esa música, se moría de tedio, tristeza y preocupaciones. En las tabernas, cuando habían tiempos de crisis, sus canciones le daban esperanzas a todos. Muchos rumoreaban que la magia de su violín podía llegar a curar enfermedades terminales, o hasta revivir a un pueblo entero.
Pero eran solo rumores.
Él solo cantaba lo que le salia de adentro, aunque esas canciones a veces predecían hechos reales. Habían muchas razones por las que el pueblo creía que este niño no era un simple trovador, pues este músico era quien hacia la diferencia, quien mantenía las esperanzas, su música tenía que ser mágica.
Una de las canciones que más frecuentaba, era una que hablaba sobre un Nigromante que no entendía la música, y subestimarla seria algún día su perdición.
Pues, un día, ese Nigromante de las canciones llegó, y trajo consigo solo oscuridad. Invocó un hechizo muy poderoso en el reino, donde todos los habitantes quedaron desalmados, sin espiritu.
Ahora era un reino de muertos vivientes, controlados por el Nigromante.
El pequeño bardo había desaparecido como por arte de mágia, no se sabia si había muerto o si habia escapado.
La gente ya no sentía felicidad ni tristezas habían perdido el sentido de vivir, ya no recordaban ni lo que era la música.
Obedecían al Nigromante sin saber porque.
Pasaban sus días en la Taberna sin saber porque.
Atacaban reinos que eran aliados sin saber porque.
Pero en su interior todos estaban esperando algo que no sabían que era, tenían vagos recuerdos de que antes habían estado vivos, pero su mente estaba bloqueada por un hechizo que no les permitía saber quienes eran.
El Nigromante reinó por años, tal vez una década o dos.
Un día, a la Taberna llegó un extranjero misterioso, cubierto por una capa azul con capucha, parecía venir de muy lejos. Todos sintieron cierto asombro y una extraña sensación de nostalgia.
El misterioso extranjero sacó de abajo de su capa un violín, y comenzó a cantar. Y así fue de taberna en taberna esparciendo la música en el reino maldito.
Paseó por las calles cantando y tocando, y la gente del reino comenzó a recordarlo.
La música rompió el fuerte hechizo, y trajo consigo memorias olvidadas de un reino que tenía fe en si mismo.
Muchos en el reino se dieron cuenta de quienes eran y el poder que tenían, y la magia del nigromante estaba siendo invulnerabilizada. Pronto en las calles comenzó a hablarse de derrocar al gobernante.
Cuando el Nigromante se dio cuenta del peligro que causaba ese Trovador, ya era demasiado tarde.
En su desesperación, mandó algunos de los secuaces que todavía controlaba a atrapar esta amenaza.
No podía creer que esto fuese una amenaza, pues era solo música, música que el Nigromante no comprendía.
Ya capturado el trovador, fríamente lo asesinó públicamente frente a todo el reino, para que sepan quien gobernaba.
Pero la reacción fue distinta a la que esperaba, todos se enfurecieron y actuaron juntos, en honor a su músico, y derrocaron al Nigromante. La magia poderosa del gobernante había sido invulnerabilizada por el ahora heroe caído en su última voluntad.
El reino volvió a la normalidad, aunque ya no tenían a un músico, si tenían a un heroe que trajo de nuevo la paz en tiempos oscuros. Se levantaron muchas estatuas en su honor y así recordandolo a él y sus canciones, también recordarian quienes son ellos mismos.
Hoy se cantan canciones sobre este heroe, otros bardos que recorren tabernas en distintos reinos con el fin de mantener esta leyenda.
